De Miami a Roma: La experiencia de fe y aventura de un jesuita

A veces, la llamada a una vocación comienza con una aventura. Para el P. Christian Saenz, SJ, comenzó con una mochila, un pase de Eurail y un corazón que busca a Dios. Desde un transformador peregrinaje de mochilero por Europa hasta sus estudios en Roma y su profundo amor por la historia y el latín, el P. Christian comparte cómo Dios ha guiado su vida en cada giro, en todo el mundo.

Nacido y criado en Miami, Florida, de padres colombianos, la vida del P. Christian siempre ha estado tocada por la fe. Las oraciones diarias con su familia y la constante rutina de la misa dominical sentaron una sólida base espiritual. El padre recuerda que incluso cuando su familia se iba de vacaciones, siempre asistían a misa.

“Sabes, antes de que tuviéramos teléfonos inteligentes y todo eso, mi papá paraba en las estaciones de gas para preguntar por direcciones a la iglesia católica más cercana”, recuerda el P. Christian. “El domingo no comenzaba hasta que fuéramos a misa.”

Su vida familiar de fe fue aún más nutrida por la educación católica, primero en la Escuela Católica St. Hugh y luego en la Escuela Preparatoria Belen Jesuit. Desde joven, Christian desarrolló una profunda conexión con las historias de los santos, las tradiciones de la Iglesia y la riqueza del carisma jesuita.

Una Peregrinación del Corazón

Aunque la fe siempre fue central en su vida, un momento crucial llegó cuando el P. Christian tenía 18 años. Sintiendo los primeros indicios de discernimiento pero sin estar seguro de su camino, emprendió una peregrinación en solitario por Europa—un audaz y transformador viaje que reflejaba las aventuras de santos como Ignacio de Loyola.

Con solo una mochila y un pase de Eurail, visitó lugares sagrados, incluido Santiago de Compostela en España, adonde llegó por casualidad el día de la fiesta de Santiago. En Roma, pasó todo un día en oración en la Basílica de San Pedro, reflexionando sobre la llamada de Dios para su vida. “Recé por cada persona que podía recordar”, comparte. “Sentí que estaba ofreciendo toda mi vida ante el Señor.”

Uno de los momentos más profundos llegó en Grecia, donde encontró una cueva con vista al mar. Inspirado por las vidas de santos que encontraron a Dios en soledad, se sentó en oración, esperando una señal. Y llegó. “Sentí la voz de Dios tan claramente en esa cueva”, recuerda el P. Christian. “Él dijo: ‘Eres libre. Si eliges este camino, es porque quieres, no porque yo te obligue.’”

Esta experiencia no lo llevó inmediatamente a los jesuitas, pero plantó una semilla de libertad que, en última instancia, florecería en un llamado al sacerdocio.

Un Llamado a Servir

El padre regresó de su aventura europea y se dirigió a la universidad, asistiendo a la Universidad de Syracuse, donde obtuvo un grado en relaciones internacionales e italiano. Después de graduarse, el P. Christian regresó a Miami y comenzó a trabajar en el negocio de envíos de su padre. Aunque encontró éxito, persistía un deseo más profundo de significado. Se dio cuenta de que no estaba contento con una vida centrada únicamente en el éxito material.

Durante este tiempo, un evento inesperado se convirtió en un punto de inflexión. Uno de sus amigos más cercanos sufrió un grave accidente automovilístico, dejándolo postrado en una cama durante meses. El P. Christian pasó horas incontables al lado de su amigo, reflexionando sobre la vida, la fe y el propósito. “Fue como un momento de conversión”, dice. “Comencé a reevaluar todo—lo que estaba haciendo, hacia dónde iba y lo que Dios me estaba pidiendo.”

Después de considerar el llamado que había ponderado en una cueva en Grecia años atrás, el P. Christian finalmente se sintió listo para dar el siguiente paso. Se postuló para el noviciado jesuita en la República Dominicana, comenzando un proceso de formación que se extendería a lo largo de casi una década.

Formación y Misión

La formación jesuita es conocida por su profundidad y rigor, abarcando estudios en filosofía y teología, intercalados con períodos de ministerio y servicio en varios apostolados. El viaje del P. Christian lo llevó desde el noviciado en Santiago, República Dominicana, hasta la Universidad Fordham en Nueva York para estudios de filosofía, y de regreso a su alma mater en Miami, donde enseñó historia, cívica y latín durante su período de Regency.

En 2008, fue enviado a Roma para estudiar teología en la Universidad Gregoriana Pontificia, donde más tarde regresaría a enseñar. Roma se convirtió en un segundo hogar—un lugar de estudio profundo, oración y crecimiento espiritual. Después de completar sus estudios de teología y ser ordenado sacerdote, el P. Christian siguió estudios avanzados en historia, obteniendo su doctorado y especializándose en la historia de la iglesia antigua.

Fe a Través de la Historia y el Lenguaje

Hoy, como profesor en la Universidad Gregoriana, el amor del P. Christian por la historia y el latín informa su ministerio. Él cree que estudiar el pasado nos ayuda a comprender quiénes somos como cristianos hoy. “Me gusta recordar a mis estudiantes que muchas de estas costumbres y cosas del pasado aún están aquí. Todavía las tenemos. Quizás han mutado con el tiempo, pero aquí es de donde provienen. Y ahí está nuestra conexión con el pasado. Ciertamente, esa curiosidad por la historia, particularmente la historia antigua para mí, es ver quiénes somos hoy como personas, como cristianos, al mirar hacia el pasado.”

El latín, el idioma oficial de la Iglesia, ocupa un lugar especial en su corazón. El P. Christian no solo enseña latín, sino que también celebra Misa en ambas formas, la ordinaria y la extraordinaria. Para él, el latín sirve como un puente entre el pasado y el presente, uniendo a los católicos a través de generaciones y culturas.

Consejos para los Discernidores

Para los jóvenes que están discerniendo una vocación, el P. Christian ofrece este consejo: “No discernas solo. Busca un director espiritual y deja que el proceso tome el tiempo que necesite. No se trata de apresurarse a tomar una decisión; se trata de profundizar tu relación con Dios y comprender Su voluntad para tu vida.”

Él enfatiza la libertad del llamado de Dios. “La vocación es una invitación, no una demanda. Dios te da la libertad de decir sí o no.”

Conclusión: Una Vida de Gracia

El viaje del P. Christian—desde un niño en Miami hasta un sacerdote jesuita que enseña en Roma—es un testimonio de la providencia de Dios y el poder del discernimiento. Su historia nos recuerda que el llamado de Dios a menudo se desarrolla con el tiempo, modelado por momentos de gracia, reflexión y confianza.

Ya sea que estés discerniendo tu propia vocación o buscando inspiración en tu camino de fe, la historia del P. Christian ofrece un profundo recordatorio: cuando escuchamos la voz de Dios, encontramos el camino hacia la verdadera alegría y propósito.