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22 jul 2025

Las Quince Oraciones de Santa Brígida son una poderosa devoción revelada por Jesús a Santa Brígida de Suecia, centrada en las 5,480 heridas que Él soportó durante Su Pasión. Esta guía paso a paso te llevará a través de la oración de esta devoción, ofreciendo meditaciones sobre el sufrimiento de Cristo y Su amor inquebrantable.

Preparación para la Oración

  1. Encuentra un Espacio Tranquilo: Elige un lugar pacífico donde puedas reflexionar sin distracciones.

  2. Establece tus Intenciones: Ofrece tus oraciones por una intención especial, por reparación, o para profundizar tu relación con Cristo.

  3. Comienza con la Señal de la Cruz:En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Paso 1: Meditación sobre Una de las Quince Heridas

Oraciones por Cada una de las Quince Heridas

La Primera Oración

Medición: La injusta bofetada del siervo de Anás en la cara de Cristo.

  • Oración:

    ¡Jesucristo! Dulzura eterna para quienes Te aman, alegría que sobrepasa toda alegría y todo deseo, Salvación y Esperanza de todos los pecadores, Que has probado que no tienes mayor deseo que estar entre los hombres, incluso asumiendo la naturaleza humana en la plenitud del tiempo por amor a los hombres, recuerda todos los sufrimientos que has soportado desde el instante de Tu concepción, y especialmente durante Tu Pasión, como fue decretado y ordenado desde toda la eternidad en el plan Divino. Recuerda, oh Señor, que durante la Última Cena con Tus discípulos, habiendo lavado sus pies, les diste Tu Cuerpo y Sangre Más Preciosos, y mientras al mismo tiempo los consolabas dulcemente, les predijiste Tu venidera Pasión. Recuerda la tristeza y la amargura que experimentaste en Tu Alma cuando Tú mismo diste testimonio diciendo: “Mi Alma está triste hasta la muerte.” Recuerda todo el miedo, angustia y dolor que sufriste en Tu delicado Cuerpo antes del tormento de la Crucifixión, cuando, después de haber orado tres veces, bañado en sudor de sangre, fuiste traicionado por Judas, Tu discípulo, arrestado por el pueblo de una nación que Tú habías elegido y elevado, acusado por falsos testigos, injustamente juzgado por tres jueces durante la flor de Tu juventud y durante la solemne temporada pascual. Recuerda que fuiste despojado de Tus vestiduras y vestido con las de burla; que Tu Rostro y Ojos fueron velados, que fuiste abofeteado, coronado de espinas, una caña colocada en Tus Manos, que fuiste golpeado con golpes y abrumado con afrentas y ultrajes. En memoria de todos estos dolores y sufrimientos que soportaste antes de Tu Pasión en la Cruz, concédeme antes de mi muerte verdadera contrición, una confesión sincera y total, una satisfacción digna y la remisión de todos mis pecados. Amén

La Segunda Oración

Medición: Golpes y bofetadas que Cristo soportó de los siervos de Caifás.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Verdadera libertad de los ángeles, Paraíso de deleites, recuerda el horror y la tristeza que sufriste cuando Tus enemigos, como leones furiosos, te rodearon, y con miles de insultos, escupitajos, golpes, laceraciones y otras crueldades inimaginables, te atormentaron a voluntad.

    En consideración a estos tormentos y palabras insultantes, te ruego, oh mi Salvador, que me liberes de todos mis enemigos, visibles e invisibles, y que me lleves, bajo Tu protección, a la perfección de la salvación eterna. Amén. ******

La Tercera Oración

Medición: Bofetadas sobre el Sagrado Rostro de Jesús, velado.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Creador del Cielo y de la tierra a quien nada puede abarcar o limitar, Tú que envuelves y sostienes a todos bajo Tu Poder Amoroso, recuerda el dolor muy amargo que sufriste cuando los judíos clavaron Tus Sagradas Manos y Pies en la Cruz golpe tras golpe con grandes clavos romos, y no encontrándote en un estado lo suficientemente lastimoso para satisfacer su rabia, ampliaron Tus Heridas, y añadieron dolor a dolor, y con una crueldad indescriptible estiraron Tu Cuerpo en la Cruz, tirándote de todos lados, así dislocando Tus Miembros.

    Te ruego, oh Jesús, por la memoria de este sufrimiento tan Amoroso en la Cruz, que me concedas la gracia de temerte y amarte. Amén.

La Cuarta Oración

Medición: La Flagelación en el Pilar.

  • Oración:

    ¡Jesús! Médico celestial, elevado en la Cruz para curar nuestras heridas con las Tuyas, recuerda los moretones que sufriste y la debilidad de todos Tus Miembros que fueron distendidos a tal grado que nunca hubo un dolor como el Tuyo.

    Desde la corona de Tu Cabeza hasta las Plantas de Tus Pies no había un solo lugar en Tu Cuerpo que no estuviera en tormento, y aún así, olvidando todos Tus sufrimientos, no dejaste de orar a Tu Padre celestial por Tus enemigos, diciendo “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”

    A través de esta gran Misericordia, y en memoria de este sufrimiento, concede que el recuerdo de Tu Pasión Más Amarga pueda provocar en nosotros una perfecta contrición y la remisión de todos nuestros pecados. Amén.

La Quinta Oración

Medición: La Coronación de Espinas.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Espejo de esplendor eterno, recuerda la tristeza que experimentaste, al contemplar a la luz de Tu Divinidad la predestinación de los que serían salvados por los méritos de Tu sagrada pasión, viste al mismo tiempo, la gran multitud de reprobos que serían condenados por sus pecados, y te quejaste amargamente de esos pecadores desesperadamente perdidos y desafortunados.

    A través de este abismo de compasión y piedad, y especialmente a través de la bondad que mostrastes al buen ladrón cuando le dijiste: “Hoy estarás conmigo en el paraíso.” Te ruego, oh Dulce Jesús, que a la hora de mi muerte, me muestres misericordia. Amén.

La Sexta Oración

Medición: Golpes en la Sagrada Cabeza de Jesús con una caña.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Rey amado y más deseado, recuerda el dolor que sufriste cuando, desnudo y como un criminal común, fuiste fijado y elevado en la Cruz, cuando todos Tus parientes y amigos te abandonaron, excepto Tu Amada Madre, quien permaneció cerca de Ti durante Tu agonía y a quien confiaste a Tu fiel discípulo cuando le dijiste a María: “Mujer, he ahí a tu hijo!” y a San Juan: “Hijo, he ahí a tu Madre!” ****** Te ruego, oh mi Salvador, por la espada de dolor que atravesó el alma de Tu santa Madre, ****** que tengas compasión de mí en todas mis aflicciones y tribulaciones, tanto corporales como espirituales, y que me asistas en todas mis pruebas, y especialmente a la hora de mi muerte. Amén

La Séptima Oración

Medición: La herida incapacitante en el Hombro de Jesús mientras cargaba la Cruz.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Fuente inagotable de compasión, que con un profundo gesto de Amor, dijiste desde la Cruz: “¡Tengo sed!” sufriste por la sed de la salvación de la raza humana. Te ruego, oh mi Salvador, que enciendas en nuestros corazones el deseo de tender hacia la perfección en todos nuestros actos; ****** y que apagues en nosotros la concupiscencia de la carne y el ardor de los deseos mundanos. Amén

La Octava Oración

Medición: Heridas sufridas en sus codos y rodillas en su primera caída.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Dulzura de los corazones, deleite del espíritu, por la amargura del vinagre y la hiel que tasteaste en la Cruz por amor a nosotros, ****** concédenos la gracia de recibir dignamente Tu Precioso Cuerpo y Sangre durante nuestra vida y a la hora de nuestra muerte, para que sirvan como un remedio y consuelo para nuestras almas. Amén

La Novena Oración

Medición: Heridas en sus antebrazos y espinillas en su segunda caída.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Virtud real, alegría de la mente, recuerda el dolor que sufriste cuando, sumergido en un océano de amargura ante la llegada de la muerte, insultado, ultrajado por los judíos, clamaste en alta voz que estabas abandonado por Tu Padre, diciendo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” A través de esta angustia, me ruego, oh mi Salvador, que no me abandones en los terrores y dolores de mi muerte. Amén

La Décima Oración

Medición: Heridas en Su Sagrado Rostro en su tercera caída, postrado en el suelo.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Que eres el principio y el fin de todas las cosas, vida y virtud, recuerda que por nuestra causa fuiste sumergido en un abismo de sufrimiento desde las plantas de Tus pies hasta la corona de Tu cabeza. En consideración de la enormidad de Tus heridas, enséñame a guardar, a través del puro amor, Tus Mandamientos, cuyo camino es amplio y fácil para aquellos que Te aman. Amén

La Undécima Oración

Medición: La herida del pie izquierdo, perforado por un clavo.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Profundo abismo de misericordia, te ruego, en memoria de Tus heridas que penetraron hasta la médula de Tus huesos y a la profundidad de Tu ser, que me alejes, a mí, un miserable pecador, abrumado por mis ofensas, del pecado y me escondas de Tu rostro justamente irritado contra mí, escóndeme en Tus heridas, hasta que Tu ira y justa indignación hayan pasado. Amén

La Duodécima Oración

Medición: La herida del pie derecho, infligida por el mismo clavo.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Espejo de la Verdad, símbolo de unidad, vínculo de Caridad, recuerda la multitud de heridas con las que fuiste cubierto de pies a cabeza, desgarrado y enrojecido por el derrame de Tu adorable sangre. ****** ¡Oh gran y universal dolor que sufriste en Tu carne virginal por amor a nosotros! ¡Dulcísimo Jesús! ¿Qué podrías haber hecho por nosotros que no hayas hecho? Que el fruto de Tus sufrimientos se renueve en mi alma por el fiel recuerdo de Tu pasión, y que Tu amor crezca en mi corazón cada día, hasta que te vea en la eternidad, Tú que eres el tesoro de todo bien real y toda alegría, que te ruego concederme, oh dulcísimo Jesús, en el Cielo. ****** Amén

La Decimotercera Oración

Medición: La herida de la mano izquierda, infligida por un clavo.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! León fuerte, Rey inmortal e invencible, recuerda el dolor que sufriste cuando toda Tu fuerza, tanto moral como física, se agotó completamente, inclinaste Tu cabeza, diciendo: “¡Todo está consumado!” A través de esta angustia y dolor, te ruego, Señor Jesús, que tengas misericordia de mí a la hora de mi muerte cuando mi mente esté muy angustiada y mi alma en agonía. Amén

La Decimocuarta Oración

Medición: La herida de la mano derecha, infligida por un clavo.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Unico Hijo del Padre, esplendor y figura de Su sustancia recuerda la sencilla y humilde recomendación que hiciste de Tu alma a Tu Padre Eterno, diciendo: “Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu!” ****** Y con Tu cuerpo todo desgarrado, y Tu Corazón roto, y las entrañas de Tu misericordia abiertas para redimirnos, expiraste. Por esta preciosa muerte, te ruego, oh Rey de los Santos, consuélame y ayúdame a resistir al diablo, a la carne y al mundo, para que, muerto al mundo, viva solo para Ti. Te ruego que a la hora de mi muerte me recibas, a mí, un peregrino y un exiliado que regresa a Ti. Amén

La Decimaquinta Oración

Medición: La lanza que atraviesa el Sagrado Costado de Jesús.

  • Oración:

    ¡Oh Jesús! Verdadera y fructífera Vid! Recuerda el abundante derramamiento de Sangre que derramaste tan generosamente de Tu Sagrado Cuerpo como jugo de uvas en una prensa de vino. De Tu costado, atravesado por una lanza por un soldado, brotaron sangre y agua hasta que no quedó en Tu Cuerpo una sola gota, y finalmente, como un manojo de mirra levantado en la cima de la Cruz, Tu delicada carne fue destruida, la misma Sustancia de Tu Cuerpo se marchitó, y la Médula de Tus Huesos se secó. ****** A través de esta amarga Pasión y a través del derramamiento de Tu preciosa Sangre, te ruego, oh Dulce Jesús, que recibas mi alma cuando esté en mi agonía de muerte. Amén

Paso 2: Reza 15 Padres Nuestros y 15 Avemarías

Después de la meditación, recita:

  • 15 Padres Nuestros: Padre nuestro, que estás en los cielos…

  • 15 Avemarías: Dios te salve, María, llena eres de gracia…

Paso 3: Oración Final

Después de completar las meditaciones y oraciones, concluye con la oración final del día:

¡Oh, Dulce Jesús! Perfuma mi corazón para que mis lágrimas de penitencia y amor sean mi pan día y noche; que me convierta completamente a Ti, que mi corazón sea Tu morada perpetua, que mi conversación sea agradable a Ti, y que el final de mi vida sea tan digno de alabanza que merezca el Cielo y allí con Tus santos, ******Te alabe por siempre. Amén

Pasos Adicionales Opcionales

  • Si hay tiempo, pasa unos momentos en silencio, reflexionando sobre cómo el sufrimiento de Cristo inspira gratitud y conversión en tu propia vida.

  • Invoca la intercesión de Santa Brígida de Suecia, pidiendo su guía y oraciones.

  • Oración:

    Santa Brígida, Esposa de Cristo, tu vida estuvo centrada en honrar las heridas de Jesús.

    Intercede ante nuestro Señor Herido y pídele que nos perdone por las veces que no reconocimos su presencia o aceptamos su ayuda y las veces que pecamos contra Él, causando un aumento de dolor.

    Santa Brígida, implora a Jesús en Su misericordia que nos otorgue una reverencia y devoción a Sus Sagradas Heridas. Ayúdanos a llevar nuestras cruces con amor. Por favor, dile a Jesús que lo amamos y le agradecemos por el dolor y la humillación que soportó por nuestra causa.

    Santa Brígida, te pedimos humildemente que presentes nuestras peticiones (Expresa tu solicitud… ) a los pies del Jesús Resucitado donde sabemos que serás cálidamente recibida. Amén.

¿Por Qué Rezar Esta Devoción?

Esta devoción no se trata solo de recordar el sufrimiento de Cristo, se trata de profundizar tu conexión con Su amor y misericordia. Al reflexionar sobre el dolor que soportó, puedes crecer en gratitud, compasión y el deseo de vivir una vida santa.

Pensamientos Finales

Esta devoción es un viaje del corazón. Ya sea que reces el conjunto completo de oraciones o empieces con solo una meditación, Jesús valora tu esfuerzo por acercarte a Él.

Para simplificar tu vida de oración, descarga la Aplicación Tabella para acceder a las oraciones de Santa Brígida, rastrear tu progreso y unirte a una comunidad de católicos fieles que caminan por este camino espiritual.

Deja que las heridas de Cristo transformen tu alma y te recuerden a diario Su infinito amor.

¡Amén a eso!

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