¿Cómo se elige al Papa? Preparándose para el próximo Cónclave Papal

Con el reciente fallecimiento de nuestro Santo Padre el Papa Francisco, como Iglesia hemos estado de luto no solo por su partida, sino también sintiendo preocupación y ansiedad por lo que vendrá para nuestra Iglesia. Muchos podrían preguntarse—¿Cómo selecciona la Iglesia al próximo Papa?

¡Bueno, no te preguntes más! Hoy, nos adentraremos en el proceso, con la ayuda de los recursos proporcionados por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. (Puedes visitar su sitio web en www.usccb.org para aprender aún más.)

Primero y ante todo — la respuesta real es simple:

El Espíritu Santo.

Nuestra Iglesia fue fundada por Cristo mismo y continúa siendo guiada por Él a través del Espíritu Santo.

Sí, la humanidad tiene defectos — nuestra historia como Iglesia está llena de triunfos alegres y luchas dolorosas — sin embargo, la gracia de Dios siempre llena las grietas de nuestra rotura. Es Su amor lo que trae finalmente el bien mayor que Él desea.

Tras la muerte de nuestro querido Papa Francisco, confiamos profundamente en que Dios una vez más proveerá. Creemos con confianza que Él llamará a un nuevo siervo para que se siente en la silla de Pedro — un pastor para Su pueblo.

Entonces, ¿cómo se desarrolla este proceso en la práctica? Veamos más de cerca:

Cuando un papa muere (o renuncia como en el caso de nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI), la gobernanza de la Iglesia Católica pasa al Colegio de Cardenales.

Los cardenales son obispos y funcionarios vaticanos de todo el mundo, personalmente elegidos por el papa, y son reconocibles por sus distintivas vestimentas rojas.

Su responsabilidad principal es simple y sagrada: elegir al próximo papa.

Tras una vacante en el papado, los cardenales se reúnen en el Vaticano para una serie de reuniones llamadas congregaciones generales.

Durante estas reuniones, discuten las necesidades y desafíos que enfrenta la Iglesia a nivel global y se preparan para la próxima elección papal, conocida como el cónclave.

Durante este tiempo, las decisiones que solo el papa puede tomar — como nombrar nuevos obispos o convocar el Sínodo de Obispos — se ponen en pausa.

Cuando llega el momento de la elección, los cardenales elegibles — aquellos menores de 80 años — ingresan en la Cappella Sixtina.

Allí, hacen un juramento de absoluta secretividad, se sellan las puertas, y comienza el cónclave.

Los cardenales votan en secreto, uno por uno, de pie ante el famoso fresco del Juicio Final de Miguel Ángel, diciendo una oración y dejando su voto doblado en un gran cáliz.

Cuatro rondas de votación se llevan a cabo cada día hasta que un candidato recibe la mayoría de dos tercios.

El resultado de cada votación se cuenta en voz alta y se registra por tres cardenales designados.

Si nadie logra los votos necesarios de dos tercios, las papeletas se queman en una estufa con productos químicos que producen humo negro, señalando al mundo que aún no se ha elegido un papa.

Cuando un cardenal recibe los votos necesarios, sucede algo hermoso:

El decano del Colegio de Cardenales le pregunta si acepta su elección.

Si acepta, elige de inmediato un nombre papal y se pone las vestimentas papales.

Las últimas papeletas se queman con productos químicos que producen humo blanco, avisando al mundo:

¡Tenemos un Papa! ("Habemus Papam!")

El cardenal diácono senior (actualmente el cardenal francés Jean-Louis Tauran) luego sale al balcón de la Basílica de San Pedro y anuncia la noticia al mundo.

Poco después, el nuevo papa aparece y ofrece su primera bendición a la ciudad de Roma y a todo el mundo.

Esperamos que esta explicación del proceso de elección te haya dado una mayor apreciación por la sacralidad y belleza de este momento en la vida de la Iglesia.

Te invitamos a rezar por los cardenales mientras entran en este momento solemne. Únete a nosotros en Tabella para rezar una novena muy especial por la elección de nuestro próximo papa: https://web.tabella.app/podcast/fcc008c5-8a09-4754-9d84-af0207d8ec7b

Que estén abiertos a la voz del Espíritu Santo, y que sus corazones sean formados no por preocupaciones mundanas, sino por un profundo deseo de cumplir la santa voluntad de Dios.

🙏 ¡Ven, Espíritu Santo!