El encuentro del Padre Adam Marchese con la Eucaristía | El podcast La Vida de un Sacerdote

Padre Adam Marchese, un sacerdote de Santa Margarita María en Winter Park, Florida, comparte con nosotros su encuentro con la Eucaristía y algunos momentos cruciales en su vida. Este es un extracto de la entrevista completa en La Vida de un Sacerdote, un podcast disponible en la Aplicación Católica Tabella.

Padre Adam Marchese es un sacerdote en Santa Margarita María en Winter Park, Florida. También es un capellán militar. A continuación se encuentra la transcripción de este segmento:

En mi último año empecé a salir con una chica que era puertorriqueña, y ella iba a esta iglesia pentecostal. Hasta el día de hoy no estoy seguro de si estaban hablando en español en su iglesia, o en lenguas. No tengo idea, en ese momento, no hablaba español. Ahora puedo conversar en español, pero aún no tengo idea de lo que estaban diciendo.

Pero sabes, cuando tu novia te pide que la acompañes a la iglesia, es como, “Oh sí, claro. ¿Por qué no?” Sabes, no estaba priorizando eso para mí, pero si ella quiere que lo haga, ¿por qué no? Su fe realmente me influyó y me hizo empezar a ir, diciéndome, “bueno, todavía me considero católico, pero ¿qué significa eso?”

Entonces comencé a volver a misa. Era más bien por curiosidad, como decía, “soy católico, los católicos van a misa.” Entonces, ¿qué significa eso? Y luego, estaba trabajando en un club de campo en la escuela secundaria, y cuando me gradué de la secundaria, había un grupo de estudiantes universitarios que eran parte de este grupo de jóvenes adultos de una iglesia no denominacional. Me invitaron a ir y fue esa experiencia, que creo que les molestó un poco, lo que me llevó de vuelta a la iglesia católica.
Se reunían y era un momento realmente hermoso. Había comida gratis, y eso atrae a todos los jóvenes adultos; si das comida gratis, vienen. Luego tenían algo de tiempo para alabanza y adoración, y después un estudio bíblico. Así que era muy básico. Pero la última vez que fui, antes de mudarme a la escuela de cocina en el sur de Florida, dijeron “esta noche vamos a hacer algo diferente.” Dijeron, “esta noche vamos a hacer comunión.” Y pasaron galletas de ostras y jugo de uva.
Y miré eso y siempre digo que cuando alguien me ofreció una imitación, fue entonces cuando realmente por primera vez deseé lo real. Lo sorprendente es que en ese momento todavía no tenía un entendimiento completo de la Eucaristía. En ese momento, si me hubieras preguntado, “¿qué es la Eucaristía?” habría dicho, “sí, es un símbolo del cuerpo y la sangre de Cristo.” Todavía lo hubiera llamado un símbolo, porque no lo entendía. No había sido bien catequizado en absoluto. Cuando tuve un encuentro y la gente decía, “no, ese es el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesús.” Y cuando tuve un encuentro en la adoración, fue poderoso.

Y ahí es en realidad donde escuché mi llamado. Fue cuando tenía amigos, que cuando me mudé al sur de Florida, había un grupo de jóvenes adultos en la catedral de Palm Beach. Me llevaron a rezar mi primer rosario. Luego me invitaron a la adoración, no tenía idea de qué era la adoración, ni una pista.

Así que entro en la capilla, y todos estaban sentados allí en silencio ante nuestro Señor y la Eucaristía. Estaba como, “bueno, supongo que debería orar o algo así.” Así que tomé ese tiempo para orar y luego, al siguiente, “Hey, voy a misa diaria el lunes. ¿Quieres venir?” ¡Claro! Así que, de repente, tengo este grupo de amigos a mi alrededor, que me llevan a la adoración, llevándome a la confesión. Mi fe estaba floreciendo, fue un momento realmente maravilloso en mi vida.