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Escuchar y Confiar en la Voz de Dios: Padre Alejandro Espejo
La vida del sacerdote
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2 may 2025
La historia del Padre Alejandro Espejo comienza en Mérida, México, donde creció en una familia que no estaba inicialmente arraigada en la fe católica. Aunque fue bautizado apenas días después de su nacimiento gracias a un tío devoto, la asistencia regular a la Misa no formaba parte de la rutina familiar. Eso comenzó a cambiar cuando su madre lo inscribió en una escuela católica dirigida por los Legionarios de Cristo. Poco podría haber imaginado que esta decisión daría forma a su vida y eventualmente lo llevaría al sacerdocio.
Como adolescente, el Padre Alejandro participó en grupos juveniles, donde se encontró por primera vez con la alegría del servicio y la amistad con Jesús. Fue durante las misiones de la Semana Santa a los 15 años que su vida dio un giro dramático. Encargado de visitar familias en una región montañosa de Veracruz, la agotadora travesía lo dejó exhausto pero profundamente satisfecho. En Jueves Santo, durante la adoración, escuchó una voz interior que resonaría en su corazón durante años: “Ve a lo profundo.” Esta invitación plantó la semilla de una vocación sacerdotal.
El Llamado a Profundizar
A pesar del conmovedor momento, el Padre Alejandro no aceptó inmediatamente la idea del sacerdocio. Luchó con dudas sobre su valía, preocupaciones sobre la percibida monotonía de la vida en el seminario y la atracción por la ingeniería, una tradición familiar. Animado por sus padres para terminar primero la escuela secundaria, pasó cinco años lidiando con el llamado de Dios. Durante este tiempo, continuaron surgiendo señales sutiles pero innegables, como una alegría inexplicable durante su trabajo misionero y al servir durante la celebración de la Misa.
Aún mientras luchaba y dudaba, el llamado vocacional lo perseguía incessantemente. “Cada vez que abría la Biblia”, recuerda el Padre Alejandro, “parecía oír el mismo mensaje: ‘Ven y sígueme.’”
Un Año de Servicio y Transformación
Decidido a retribuir a Dios por las bendiciones en su vida, el Padre Alejandro decidió dedicar un año al ministerio como colaborador con Regnum Christi. Fue enviado a Alemania, donde trabajó en los preparativos logísticos para la Jornada Mundial de la Juventud 2005 en Colonia. Vivir con sacerdotes y seminaristas cambió profundamente su percepción del sacerdocio. Presenció su alegría, camaradería y profunda vida espiritual, que contrastaba diametralmente con sus concepciones erróneas anteriores.
Su tiempo en Alemania también le permitió ver la vida del seminario de primera mano. “Ver al sacerdote cómo vive, con cuánta caridad se trataban entre ellos, mientras aún se divertían mucho. Uno de los sacerdotes tenía un gran sentido del humor y siempre estábamos bromeando. Eso me cambió de tal manera que vi el sacerdocio de otra manera,” recuerda. “Me hizo pensar, ‘Podría vivir así.’”
Abrazando la Vocación
Al final de su año de colaborador, el Padre Alejandro ya no pudo negar el persistente llamado en su corazón. Un momento crucial durante un retiro espiritual solidificó su decisión: “Le dije a Dios, ‘Si me estás llamando, lo intentaré.’” A pesar de las dudas persistentes sobre su idoneidad, ingresó a la formación con los Legionarios de Cristo. Más de una década de formación en el seminario refinó su comprensión de la misericordia de Dios y el poder transformador de Su llamado.
La Alegría del Sacerdocio
Ahora sirviendo en Fráncfort, Alemania, el Padre Alejandro abraza un vibrante ministerio sacerdotal que refleja sus pasiones y talentos. Ya sea albergando círculos de oración para jóvenes adultos, celebrando Sacramentos para las hermanas Ursulinas, o dirigiendo retiros, su enfoque está en guiar a otros para que encuentren a Cristo.
Como fotógrafo hábil, también utiliza su cámara para capturar la belleza de la vida religiosa y compartir vislumbres del ministerio sacerdotal en las redes sociales. “Dios me ha dado este don, y quiero usarlo para Su reino,” dice.
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Quizás su mayor alegría proviene de su trabajo como confesor y director espiritual. Habiendo experimentado el poder sanador de la reconciliación él mismo, ahora busca ofrecer esa misma gracia a los demás. “La confesión es donde Dios muestra Su mayor misericordia,” explica. “Es un privilegio ayudar a otros a experimentar esa libertad.”
Una Vida de Servicio y Sacrificio
El viaje del Padre Alejandro desde las montañas de Veracruz hasta las calles de Fráncfort es un testamento al llamado paciente y persistente de Dios. Su historia nos recuerda que Dios a menudo habla a través de alegrías sutiles, reflexiones silenciosas y experiencias transformadoras. “El mundo dice que la felicidad se encuentra en el éxito o la comodidad,” dice. “Pero la verdadera alegría proviene de seguir a Cristo, incluso en lo profundo.”
A través de su ministerio, el Padre Alejandro inspira a otros a escuchar la voz de Dios y dar el salto de fe hacia lo desconocido, confiando en que Él proveerá todo lo necesario en el camino.




